sábado, 12 de septiembre de 2009

Yo quiero ser un blogstar

Mejor son dos que uno


En los últimos años, pareciera que todas las cosas se hacen para que podamos valernos por nosotros mismos, sin necesitar la ayuda de nadie. Recuerdo que cuando empecé a leer la revista Mecánica Popular siempre buscaba rápidamente la sección "Hágalo Ud. Mismo" porque veía que con un buen plano y las herramientas correctas podía hacer algo valioso y útil.

La filosofía de "Hágalo Ud. Mismo" está vigente en muchas organizaciones. La tecnología permite que no vayamos al banco salvo ineludibles diligencias, y cada vez queremos ir menos. Los autoservicios de las cadenas de comida rápida hacen que nos enfrentemos a menos personas, en los automercados sólo nos atiende la cajera porque todo se puede comprar empacado y pesado, vamos al autolavado, pagamos y nos metemos en el auto sin hablar con nadie, en minutos todo está listo. Si sentimos que necesitamos una información urgente sólo vamos a la barra de navegación, escribimos www.google.com y en segundos tendremos, cuando menos, una idea de lo que necesitamos saber. Nunca hizo falta aprendernos un nombre, dar los buenos días, hacer alguna anotación o levantar el teléfono.

Todo esto tiene ventajas y desventajas. No podemos vivir creyendo que no necesitamos a nadie, que somos autosuficientes, que las amistades genuinas no existen y que a todo le podemos aplicar un "Hágalo Ud. mismo".

Mejores son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero !ay del solo! que cuando cayere, no habrá segundo que lo levante. Eclesiastes 4: 9,10

La falta de relaciones sanas y productivas puede servirnos para mantenernos con vida, pero si queremos crecer, desarrollar nuestro potencial, cumplir los sueños e influenciar a otros, necesitamos levantar la mirada y extender la mano.

Justo por estos días he estado pasando por problemas de salud, aunque menores bien molestos, y ha sido muy gratificante contar con el interés de los amigos en twitter y facebook, con las personas que pasan por casa trayendo alguna pócima ancestral y de mi esposa e hijos. Estoy seguro que sólo la habría pasado realmente mal.

Todos no necesitamos y somos parte de un todo; de una familia, de un calle, de una ciudad, de un país. Las identidades se fortalecen en las relaciones, somos plenos cuando nos interesamos otros y felices cuando otros se interesan en nosotros.

Germán Alberto Abreu.-