viernes, 18 de septiembre de 2009

El valor de una persona


Una persona no vale por lo que puede hacer por mi, sino por el sólo hecho de ser persona.
Frecuentemente nos encontramos en la situación de que una persona no es como esperábamos que fuese. Parecen agradables y conversadores y resultan alborotadores y dominantes, o creímos que eran románticos y resultan ser obsesivos depresivos, y así muchos ejemplos.

Nuestra reacción natural es colocarlos a la orilla de nuestro camino, como si fueran un párrafo que hubiéramos preferido no leer o una experiencia que olvidaremos rápidamente; pero resulta que para ellos nosotros sí tenemos más valor, nos aprecian y estiman como amigos y quieren profundizar en la relación. ¿Qué hacer?

Nuestra conducta, muchas veces, es no atenderles las llamadas, negarnos, hacer creer que estamos muy ocupados, enviarles a otros para que los atiendan, etc. Pero el detalle está en que estos "amigos" tendrán defectos pero no son tontos. Ellos notan nuestras actitudes evasivas.

Esto demuestra que estamos valorando a la persona por lo que nos da, por lo que hace por nosotros, y no por su valor intrínseco como ser humano. No quiero decir con esto que debemos ser amigos íntimos de todas las personas que conocemos, pero sí que debemos ser cuidadosos al tratarles y querer alejarnos.

Si sentimos que ellos valoran nuestra opinión y respetan nuestros consejos, pues hagámosle saber lo que creemos deben corregir. A veces sus conductas nos afectan según nuestros parámetros personales, pero otras es notorio que disgustan a todos y ellos no lo notan. Tomemos el valor y parémonos sobre la confianza que han depositado en nosotros y ayudemos a que sean mejores. Es probable que estemos ganando a un amigo para toda la vida.

Estoy seguro que hemos recibido miles de segundas oportunidades, que amigos verdaderos se han tomado la molestia de señalarnos defectos para que los corrijamos, pues hagamos lo mismo.

Las personas no valen por lo que nos dan, a veces valen más por lo que se van a convertir. La mayoría de las veces toma tiempo ver el potencial en las personas pero una vez descubierto se convierte en dinamita que los impulsa.

Germán Alberto Abreu.-